Cuando ayudamos a otros estamos al servicio de Dios. Por lo general, las personas parecen estar ahogadas en sus propios asuntos y están tan ocupadas en resolver sus necesidades personales que se olvidan de los demás.
Es claro que se ha venido olvidando que se puede demostrar amor a las personas a través del servicio. Amar al prójimo es un mandamiento divino, así lo instruyó Jesucristo, quién incluso aseguró que era tan importante como amar a Dios mismo.